Monday, December 22, 2014

acerca de la vehemencia

Soy deseo ardiente,
ímpetu inequívoco,
negación implícita de toda complacencia.
La amalgama del fuego de los tiempos,
el aire de mi aliento
y el sudor de mi esfuerzo
pesa sobre la tierra aquella
donde mis pies penetran.
Elevo el filo de mi espada
ante los cielos.
Mi nombre es vehemencia.

Monday, November 10, 2014

Meditaciones

Mente en blanco.
Intento pintar con letras
el momento aquel.
El instante preciso,
en el que la garganta
se cubrió
del
más
denso
y
amargo
pesar.
Y ninguna imagen aparece.
Y pienso.
En negro.
Y ese sabor;
asfixia mis ojos,
me encadena
y me mantiene así.

Wednesday, October 29, 2014

Embriagándome

Presentir.
Desconfiar.
Estallar.
Se ilumina con reflejos de odio el camino de la traición.
Acechar.
Asediar.
Asfixiar.
La idea ha sido quebrantada,
Debo alimentar a satán.
Displicentes.
Culpables.
Indiferentes.
Es necesario elevar las llamas del anteinferno.
Cercenar.
Vencer.
Morir.
Severos baches de incredulidad se han apoderado de mi paciencia.
Mi gargánta se ha secado.
Oh venganza, dulce licor.

Friday, October 10, 2014

Meditaciones--01

El viento golpea sobre la persiana que da al tragaluz. La percusión del portarollos acompaña mi desvelo. Acompasa mi mente enfermiza y hosca y no me permite concentrarme en lo perverso. Cada tanto, al levantar la persiana, solo unos pocos centímetros, un pequeño murciélago se mete en el departamento. Con típico revoloteo torpe choca contra techo y paredes y tengo que ayudarlo --después de atraparlo con la ayuda de algún toallón, a volver a su nido oscuro-subiéndome con cuidado en el alfeizar--evitando por todos los medios mirar el patio que está cinco pisos más abajo. Siempre vuelvo a bajar la persiana casi del todo porque no me gusta que penetre demasiada luz cuando pretendo concentrarme en... Se escucha al viento golpear ahora, si. Pero no hay señales de alguno de mis ocasionales visitantes. No hay compañía para mi desvelo esta noche.

Thursday, September 25, 2014

Pequeñas Historias de Buenos Aires - Capitulo 1

Un día, de repente, una voz desde adentro: ¿qué estoy haciendo con mi vida? ¿Es esto para lo que estoy acá, para ser un delincuente? Entonces dejé todo lo que estaba haciendo mal: paré con el alcohol, las drogas y cualquier otro tipo de exceso. Desde entonces la única clave fue autodisciplina del ego.

Johnny Ramone

-"Quince minutos antes del final posiblemente ame lo que hoy odio y

odie el resto. Cuanto falte para eso, me importa una mierda..."  Pensó
de repente mientras encerraba de una portazo los reclamos de su madre
y arrancaba la marcha con la cabeza fija en la farmacia de Don
Humberto.

-"Espéreme un segundito..." Sugirió con gesto nervioso el farmacéutico
a su cliente, indicándole después con inocultable fastidio el camino
hacia la salida.  -"Ya te dije que cuando tengo gente no me vengas,
pibe. Con ese aspecto me espantás la clientela. Sentate ahí y no
toques nada por favor."

Se acomodó junto al viejo nebulizador y observó la mancha de vómito en
su borcego y por un instante recordó la voz del gordo Marcos: -"Dale,
lanzá boludo. Metete bien los garfios y lanzá." Pero ninguna imagen
acudió a su mente.

-"No, de esas no voy a recibir hasta la semana próxima, pibe. Te puedo
ofrecer ... A ver cuanto tenes ? Por esa guita no podes hacer mucho."
El viejo guardó los billetes que el pibe acababa de robarle a su
madre y lo acompañó hasta la puerta ante las despectivas miradas de
la clientela.

Al llegar a Barrancas, Poqui, el gordo Marcos, Morza y su nueva novia,
la negra siouxsie, fumaban un porro y se reían de todo lo que podían.
Sus voces sonaban gangosas, las caras empezaron a deformarse y se hizo
imposible entender lo que decían.

-"Que onda con este chabón !" Dijo Poqui mientras intentaba sacarle el
frasco de jarabe sin éxito.  -"Loco, dejemoslo acá, viste. Este
boludo esta siempre dado vuelta."  Sugirió el gordo Marcos. Tenían
que encontrarse con los pibes de Quilmes en la estación. Ellos venían
en tren desde Retiro. Así que lo acomodaron contra un árbol y se
fueron.

Cuando salieron de la comisaría, la madre todavía con los ojos llenos
de lágrimas le preguntó por enésima vez que iba a hacer con él.

-"No puedo amar ni odiar a nadie. Todo me chupa un huevo. Hasta los
quince asquerosos minutos, mami."  -"Si queres hacer algo por mi,

vamos a lo de don Humberto."

Tuesday, September 23, 2014

Desbocados

El caballo se desbocó y ambos quedaron varados al costado del camino.
Lo inapelable acababa de suceder.
De pronto, unos minutos después de pensar en todas las soluciones posibles, él buscó su mirada.
Estaban irremediablemente juntos, pensó.
O quizá no, podían seguir tan distantes como lo estaban desde hacía meses, desde que habían decidido mudarse a ese paraje solitario en una montaña perdida entre el cielo y la nada.
Y de casi no dirijirse media palabra mas que para insultarse o recalcar lo inútil de la forma en que las cosas habían sido por el otro realizadas.
Habían decidido separarse entonces y solo contaban con un viejo caballo como único medio de transporte.
Tal como todas las medidas que habían decidido tomar juntos en los últimos tiempos; el caballo ni siquiera les sirvió para ese último propósito como pareja. 
Esa a la que no habian podido salvar ni apartandose del resto del mundo.
Ni obligandose a cumplir con los proyectos delineados unos años atrás, cuando todo lo que deseaban se cumplía como por arte de magia.
Ella, que no pronunciaba palabra más que para insultarlo desde que habian llegado, no emitía sonido alguno ahora.
Ella esquivó su mirada en cuanto él la buscó como última alternativa.
Estarían condenados a estar juntos para siempre ?
O sería el momento de llevar a cabo un acontecimiento trágico para desterrar esta pesadilla de sus vidas ?
Era él el hombre de su vida ?
La respuesta negativa era sabida por ella desde hacía mucho.
Incluso antes que él propusiera ese estúpido viaje y ella aceptara, casi sin emitir sonido, solo un lejano e interno quejido que quizá ni siquiera él hubiera escuchado.
Tomandola por un hombro la dió vuelta y le clavó la mirada furiosamente.
Otra vez ella era culpable de todo.
De la idea del caballo que sin palabra alguna le transmitiera.
De esa fragancia que emanaba desde su vestido hecho harapos.
De esa vieja dulzura que nunca mas había aparecido entre sus ojos.
De esa hermosa y suave voz que tanto amaba y que jamás volviera a escuchar.
Y una lágrima cayó repentina e inescrupulosamente hasta sus labios y la tomó entonces por su mejillas y sus manos descendieron hasta su cuello, todavía suave, todavía cálido, todavía hermoso.
Y no pudo evitar sonreir.
Ella fue hasta el carro, tomó los bolsos, los de ambos y los puso sobre el camino de tierra y exaló aparatosamente.
Pensó en la muerte, una y otra vez, cerró los ojos y se dejó llevar por el calor de un rayo de sol que daba exactamente en su frente.
Sin volver a abrir los ojos, sintió las manos de él tomando las suyas, levantándola sin que ella opusiera resistencia.
Y así de la mano, retomaron el camino, que sería muy largo hasta esa choza inmunda en medio del cielo y la nada.
 J.M.

Tuesday, September 16, 2014

Pupilas Dilatadas

Pupilas dilatadas.
Miradas extraviadas.
Conciencia hipnótica
que no habita este cuerpo en absoluto.
Esta masa de pelos grasientos,
piel reseca
sin la menor gota de sudor,
que anda como por una avenida,  mal intencionada,
vaya uno a saber hacia donde.
Pero claro,
es esta seguridad del destino
la misma luz de vela
que agita un pequeño rayo
sobre la propia existencia,
fragmentándola
en secuencias iguales
de varios minutos.
Me arden los ojos,
incluso al cerrarlos.
Urge llegar a cualquier lado
lo mas pronto posible.
Dejar de ser
esta bancarrota itinerante
paseando su deriva.
Y juro que es la necesidad
de ocupar el tiempo
con calamidades
cada vez mayores
lo que me mantiene vivo.
Es mi profesión,
mi oficio,
mi deporte favorito.
Es mi proyecto primario,
único y definitivo.
Hallar la fórmula perfecta.
Un fino detalle aparece ante mis ojos
y entonces mis botas ocupan el centro de la escena.
Podrán los demás ver lo sucias que están ?
Con disimulo las limpio a manotazos sin detener la marcha.
Lanzo un soplo de aire impuro y la avenida pasa a ser ciudad.
Todo comienza a ajustar graciosamente.
Caminar, sentir que puedo andar.
Lo que en realidad necesito es escuchar rock n roll en cualquier parte.

J.M.